Hacerle el amor al oficio
Un sueño + Episodio + Tres recomendaciones (playlist, conferencia, libro)
El otro día soñé que estaba reunido con unos amigos y había una mujer que me tenía derretido. No la conocía, pero apenas la vi sentí un rayo, el rayo. La casa estaba llena y para mí no había nada más que ella, quería mirarla desde todos los lugares, absorber sus detalles, acercarme. Era una diosa y yo estaba perdido, no sabía qué hacer, cómo moverme, cómo hablarle. En esas llegó Andrés –el invitado del episodio de esta semana–. Él sí la conocía, y no solo eso: tenían algo. Vi cómo subían solos al segundo piso con la complicidad inconfundible de quienes se van amar. Y aunque algo en mí se había roto, mi fascinación por ella seguía intacta. Entonces subí en silencio detrás de ellos, que ya estaban en un cuarto y habían dejado la puerta abierta. Me escondí en la habitación del lado, desde donde no podía verla, pero sí escucharla. Estaba ardiendo en celos –yo debería estar ahí, pensaba, ¿qué va a saber él amar a alguien así?–, y al mismo tiempo estaba ansioso por sentirla, así fuera desde lejos.
Desde las sombras escuché cómo hacían el amor. Y si dudé que él podía amarla bien, estaba equivocado. Ella subía y subía y subía en una espiral de placer que iba a elevar la casa entera. Me sorprendió que él pudiera contener esa energía, que no se acobardara ante tanta fuerza, que no se afanara por bajar.
Cuando terminaron, ella salió semidesnuda al baño y antes de entrar me miró sobre el hombro como si hubiera sabido todo el tiempo que yo estaba ahí. Yo quedé estático, no solo por sentirme descubierto sino porque ella estaba todavía más bella que antes. Ella me sonrío y desapareció tras la puerta. En ese instante se esfumaron todos mis celos, mi rabia, mi envidia. “No fui yo quien estuvo con ella”, pensé, “pero quien estuvo con ella la hizo más hermosa”. Horas después, cuando me encontré con Andrés en un parqueadero, ya no lo veía con los ojos de la competencia, sino con admiración y gratitud.
Me desperté confundido por el sueño, pero muy pronto entendí lo que estaba representando.
Desde hace años sigo el trabajo de Andrés como escritor y podcaster, y he visto cómo ha mejorado en este oficio que compartimos. Sus entrevistas son cada vez más ricas, las preguntas más precisas, los ensayos más eficientes y necesarios. Su constancia, talento y compromiso han hecho que lleguen más oyentes a su podcast, que aparezcan nuevos patrocinadores, nuevas oportunidades. Y muchas veces sentí envidia hacia él. Veía su éxito y me pesaba, como si me estuviera quitando algo que me pertenecía. Eso cambió con el sueño. Entendí que él está haciendo nuestro oficio con amor, o mejor, que le está haciendo el amor a nuestro oficio, y que así está trayendo más belleza al mundo. ¿Cómo habría de pesarme eso?
Ahora, cada vez que hago algo, me pregunto, ¿le estoy haciendo el amor a esto? ¿A esta página que estoy escribiendo? ¿A este episodio que estoy grabando? ¿A las relaciones que tengo? ¿Lo estoy haciendo desde ahí, desde esa devoción? Y si la respuesta es sí, no hace falta nada más.
Vivir de escuchar - Nuevo episodio
Acá está el episodio con Andrés Acevedo, fundador y anfitrión de Atemporal. Espero que lo disfruten.
Recomendaciones
Una playlist
A propósito del sueño, les dejo esta playlist exquisita de Teju Cole para encerrarse en el cuarto con alguien. [Todas las playlists de Cole son obras maestras. Denle una mirada al resto]
Un libro
El lunes me recomendaron este libro y ayer me lo leí en una sentada. Amo a Borges y no sabía que había estudiado con tanta atención el budismo, sus orígenes, sus principios y variantes. ¿Qué es el budismo? es un libro corto en el Borges y Alicia Jurado mezclan narrativa con filosofía e historia de la religión. Lo disfruté, aprendí y me sirvió mucho para lo que estoy escribiendo.
Una serie de conferencias [en inglés]
Continuando con Borges, les recomiendo esta serie de conferencias que dictó en Harvard entre 1967 y 1968. Son seis clases alrededor de la poesía, entendida en su sentido más amplio. Varias personas me han dicho que quieren empezar a leer poesía y creo que esta es una buena introducción. Borges no solo comparte docenas de referentes, sino que comunica su amor por ellos y ayuda a apreciar mejor su valor. Para el momento en que dio las clases, ya Borges estaba completamente ciego. Es decir, todo lo que van a escuchar es una suerte de improvisación, no hay nada leído.
Yo las escuché en orden, pero pueden darle una oportunidad entrando por la segunda –sobre la metáfora–, o la quinta –sobre la intersección entre poesía y pensamiento–.
Gracias por estar ahí, por escuchar y leer. Si este newsletter te sirve, considera apoyarlo con una suscripción paga. Tu aporte me permite seguir creando espacios como este, donde podamos explorar juntos lo que nos ayuda a hacer lo que hacemos con más libertad y gozo. Y si no puedes pagar ahora, compártelo con alguien que creas que lo necesita.
Abrazos y hasta la próxima semana.
jorge
Ahora mismo escucho, con el segundo café de la mañana. Dos buenísimos conversadores reunidos.
🐞Gracias🐞